lunes, 9 de febrero de 2015

Forenses argentinos ponen en duda la "verdad histórica" de la PGR

“Forzar la evidencia para que encaje con el testimonio, eso no es ciencia”, comentó al portal de la periodista Carmen Aristegui, uno de los expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense, a raíz del comunicado divulgado este fin de semana.

El “documento inicial sobre investigaciones en el basurero de Cocula y Río San Juan” del caso Ayotzinapa, pone en duda los resultados concluyentes -presentados por la PGR hace algunos días-, a los que el procurador (General de la República) Murillo Karam  se refirió como “verdad histórica.”

El contenido del documento fue expuesto el sábado por la mañana a los familiares de los jóvenes en un encuentro de aproximadamente seis horas. Posteriormente fue difundido a la opinión pública a  través de un comunicado de prensa.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF ) coordina el trabajo de 30 científicos  de México, Argentina, Uruguay, Colombia, Canadá, Estados Unidos, Francia y España.

Los expertos internacionales dejaron en claro que la investigación del caso Ayotzinapa no puede darse por concluida y cuestionaron, seriamente, el uso sesgado de las evidencias científicas para hacerlas coincidir con los testimonios obtenidos.

Insistieron, también,  en que no estuvieron presentes al momento de la obtención de las evidencias en el río San Juan y que no han podido tener acceso a la cadena de custodia completa de los restos encontrados en el río, encontrados según informó la Procuraduría, por buzos de la Marina.

La cadena de custodia de los restos que, según la versión de la Procuraduría, fueron  encontrados por la Marina no la tiene el equipo argentino y, por lo tanto, sus integrantes no pudieron haberla  firmado como se sugirió en la conferencia de prensa de Murillo Karam. A pesar de que han solicitado que dicha cadena de custodia les sea entregada en su totalidad, eso no ha ocurrido hasta el momento.

Los expertos cuestionan, también, que la zona de evidencia del basurero de Cocula se haya dejado abierta y sin custodia, a raíz del anuncio del hallazgo de restos.  Gente, en general, y medios de comunicación pudieron deambular, libremente, por una zona que debería haber sido reguardada.

Durante una reunión sostenida el 27 de noviembre, con miembros de la Procuraduría pero, sin la presencia del procurador, los expertos extranjeros cuestionaron la falta de custodia en la zona y las diligencias realizadas el 15 de noviembre por parte de la Procuraduría, a las que no fueron convocados y en las cuales fueron encontradas evidencia importantes que forman parte de la averiguación previa. En esas diligencia se habrían obtenido elementos fundamentales que reforzaron la versión de la Procuraduría.

Ante la crítica de los expertos, la PGR contestó que la zona, en realidad, si estaba bajo resguardo pero, que era un resguardo “intermitente.”  Sorprendidos por la respuesta, los expertos extranjeros , señalaron que la custodia para una zona bajo investigación de ese tipo, debe darse las 24 horas al día y que –tal cómo lo habían acordado- los peritos internacionales debieron haber sido convocados.

Respecto a las diligencias  que, en esa fecha, realizó la PGR  sin la presencia de ningún miembro de EAAF , no hubo respuesta satisfactoria.

Los científicos extranjeros han visto obstaculizado  su trabajo al serles requerida firma y autorización, prácticamente, para cada movimiento que realizan, aun los que se desarrollan en zona de laboratorio. Tocar o mover una vasija, por ejemplo, ha requerido contar con permisos por escrito.

Respecto a las muestras genéticas tomadas a integrantes de 42  familias de los jóvenes de Ayotzinapa (fueron 42, porque dentro del grupo se encuentran dos hermanos) se presentaron errores por parte de la Procuraduría que pusieron en riesgo la posibilidad de identificar las identidades de los jóvenes, a través de los perfiles genéticos, en caso de que las muestras enviadas a la Universidad de Innsbruk hubieran logrado identificar material nuclear de ADN.

Las muestras de material genético de los familiares de los estudiantes, fueron tomadas, por separado, por la Procuraduría General de Justicia de Guerrero (sangre y saliva) y por el grupo de EAAF (sangre.)

El estudio para determinar los perfiles genéticos que realizó la PGR, se hicieron con base en las muestras obtenidas por la Procuraduría de Guerrero. La PGR no pudo tomar muestras propias, una vez que los familiares se negaron a que se les tomará más material genético.  La PGJG tomó, en un primer momento, sólo muestras de saliva, pero al ver que el EAAF tomaba muestras de sangre, decidieron pedirle a los familiares otras muestras también de sangre. Cuando la PGR pretendió obtener sus propias muestras de los familiares, éstos se negaron a que les fueran tomadas por una cuarta vez.

Los perfiles genéticos obtenidos por el EAAF se hicieron con las muestras tomadas, de forma independiente, por el propio EAAF. Existían, pues, dos paquetes con perfiles  genéticos. Entre uno y otro, se registraban 20 diferencias (“errores nuestros”, habría reconocido, en junta de trabajo, un integrante de servicios periciales de la PGR). Algo atípico, según la experiencia de los expertos internacionales.  Sobre todo si se considera que las diferencia o errores que quedaron en el reporte enviado a Innsbruk, con los perfiles genéticos, no aparecen igual en la averiguación previa, en dónde sí se encuentran coincidentes 11 de los perfiles obtenidos por la Procuraduría y los expertos argentinos

La Universidad de Austria solicitó que fuera enviado un solo paquete con los perfiles. El enviado fue el obtenido por la PGR, a pesar de las diferencias.

Esos errores,  hubieran afectado a 16 de las 42 familias, si de los restos calcinados, enviados a Austria se hubiera rescatado ADN nuclear. Sólo se pudo obtener del resto óseo de Alexander Mora, pero no de las demás muestras enviadas. En caso de que se hubiera preservado ADN nuclear en otros restos, existía el peligro de que no se pudieran identificar las identidades de todos por los errores de la procuraduría.

Al discutir  intensamente, con la PGR, las discrepancias en los resultados de los perfiles genéticos enviados a Innsbruck, los expertos del EAAF lograron que el procurador Murillo Karam –presente en la discusión- ordenara que se le pidiera a Innsbruck tomar en cuenta sólo los resultados de los especialistas extranjeros.

Transcurrió un mes para que esa notificación fuera enviada a la Universidad de Innsbruck, a través de un correo electrónico, en un mensaje que no reflejaba, del todo, la instrucción del procurador Murillo Karam.

Dado que no se excluye la posibilidad de enviar otros restos encontrados, el peligro de lograr una cabal identificación persiste, habida cuenta de que no queda claro si la Universidad de Innsbruk tomará los perfiles genéticos que le envió la Procuraduría con los errores, o los perfiles enviados después por los expertos argentinos.

Los cuestionamientos hechos por el equipo de expertos con los que rechazan las conclusiones anticipadas de la PGR, incluyen información y fotografías aéreas sobre otros incendios ocurridos en el basurero por lo menos desde 2010.

Los expertos mostraron fotografías satelitales de la zona del basurero, con evidencia de fuego y humo en diferentes fechas: 12 de octubre de 2010 y 28 de octubre de 2013.

Evidencias obtenidas de aluminio fundido o restos de ladrillo calcinado,  pudieron ser producto de incendios ocurridos en el lugar en fechas distintas a la señalada e incluso tomados de zonas aledañas.  No hay, pues,  evidencia categórica e inequívoca , como se ha hecho creer , de que en ese basurero ocurriera entre el 26 y 27 de septiembre del año pasado un incendio en el que habrían quedado calcinados los cuerpos de los estudiantes.  

Los expertos cuestionan que la Procuraduría haya omitido información sobre otros incendios en el mismo lugar en fechas distintas  y haya mostrado como evidencias concluyentes muestras calcinadas de las que no se puede saber, a ciencia cierta, de qué evento procedieron . En la conferencia de enero 2015, del procurador Murillo Karam, no se explicó con claridad que el basurero de Cocula tiene fuego, desde hace años.

Los especialistas encontraron en la zona identificada como el lugar en donde habrían sido calcinados los jóvenes, una prótesis parcial superior de una dentadura y una prótesis inferior que embonan entre sí  engarzadas con un diente. Ninguno de los jóvenes desaparecidos contaba con ese tipo de prótesis, según consultas con los familiares. El hallazgo encontrado en ese lugar corresponde a los restos de una persona distinta a los 43 muchachos desaparecidos. Evidencia y restos presentados como parte de una investigación concluyente, podrían corresponder a otros eventos y personas.

“La evidencia física debe ser interpretada en todas sus posibilidades, sin dar preferencia a aquellas interpretaciones que sólo incluyen una posible coincidencia con los testimonios de los imputados”, señala el comunicado.

A los familiares de los estudiantes se les dijo, este sábado,  que si bien es cierto no hay evidencia contundente de que el asesinato y calcinamiento de los jóvenes hubieran ocurrido en el basurero de Cocula la madrugada del 27 de septiembre, tampoco se puede  negar que alguno, algunos o todos los estudiantes hayan estado en ese lugar en esa fecha.  En pocas palabras, no es posible afirmar, en estos momentos, una cosa ni la otra.

Al darse a conocer las consideraciones científicas de los expertos independientes, se pone en duda lo que ha sido presentada como versión única y prácticamente  definitiva  de la PGR, obtenida, fundamentalmente, de los testimonios de presuntos sicarios de la organización “Guerreros Unidos,” que señalaron que asesinaron a los muchachos en el basurero, calcinaron y fragmentaron sus restos para depositarlos en bolsas para basura negras,  que  habrían sido arrojados al río San Juan, algunos contenidos todavía dentro de la propia bolsa.

Los especialistas del equipo internacional decidieron salir al paso de las declaraciones de la Procuraduría en  la conferencia de prensa  del 25 de enero, en la cual se afirmó que los forenses argentinos si bien no estaban al momento de la obtención de las evidencias del río, se encontraban por ahí cerca y que el hallazgo se hizo ante la presencia de decenas de peritos mexicanos.

Es verdad que los argentinos eligieron las muestras de restos de la lona en la que se encontraban tendidos a la vera del río San Juan, pero, no vieron la forma en que fueron obtenidos. Se les dijo que procedían de una bolsa negra que habría sido rescatada del río por buzos de la Marina, pero no podrían autentificar la veracidad de lo dicho, al no haber estado presentes.

Uno de los restos que ahí se encontraban, resultó positivo de la identidad de Alexander Mora Venancio después de los análisis de la Universidad en Austria. Ese fragmento, señala uno de los expertos, se distinguía del resto por su grado de conservación. Era el más grande y saltaba a la vista. La muestra de Alexander no estaba calcinada. Era una muestra muy distinta a las demás.

“Es como si en una mesa – explicó un experto a Aristegui Noticias-  se encontraran bananas… la muestra de Alexander sería como si fuera una manzana.” No se pudo determinar el porqué esa muestra era tan distinta a las demás. “Pudo ser que haya quedado protegida del fuego esa parte del cuerpo, por alguna razón no determinada, pero pudo ser también otra cosa”, afirmó uno de los expertos.

Los especialistas, si bien no dudan que ese resto óseo pertenece a uno de los estudiantes, insisten en que ellos no fueron partícipes de la recolección del hueso.

Subrayan también que no se les ha entregado, a pesar de haberlo solicitado, el documento en el que se explique cómo fue obtenida la bolsa al interior del rio,  con las  cenizas, de entre las cuales se encontró el fragmento en buen estado de Mora Venancio.

El primer tramo de esa cadena de custodia  que deberían haber firmado los buzos de la Marina, no ha sido proporcionado, a la fecha, a los peritos internacionales.

Sobre el “efecto horno” que se habría producido según la versión de la Procuraduría, gracias a la profundidad de la hondonada y  que habría permitido que los cuerpos fueran consumidos por el fuego en horas,  a pesar de estar al aire libre, es algo sobre lo que no se pronunció el equipo forense.

En tareas conjuntas, peritos de la PGR y del EAAF permanecieron del 26 de octubre al 6 de noviembre de 2014 tanto en la Parota como en Cocula. Supieron, después, que la PGR acudió a la zona a “recabar evidencias,” sin haber sido avisados. Especialmente, se inconforman de no haber sido invitados el 15 de noviembre de 2014,  como peritos independientes.  En esa fecha, los ministerios públicos y peritos de la PGR llegaron a recabar evidencias balísticas y de tierra –fundamentales para la averiguación-  a la zona dónde habría ocurrido el crimen, sin la presencia de ningún de los peritos internacionales.

La zona, en ese momento, no se encontraba bajo resguardo ni acordonamiento.  El informe de la propia PGR confirma que “el lugar en sus generalidades se observa que no se encuentra preservado, ya que en el momento de la presente intervención no hay elementos de seguridad resguardando el lugar, o algún tipo de acordonamiento”. Con esta “intervención” de la PGR, lograron obtener 43 evidencias balísticas. 42 de un mismo calibre y una de otro, según reportaron en su informe. Los expertos internacionales sólo se enteraron de ello al leer ese documento. Pidieron, incluso, que esas pruebas fueran desestimadas, aunque no fueron escuchados. La PGR mantuvo como parte de  la averiguación las pruebas  balísticas obtenidas de esa manera el 15 de noviembre de 2014.

Con información de Aristegui Noticias

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